Tuesday, June 09, 2015

RELATO DE LA SEMANA

LA ISLA


“Porque he aquí tus enemigos, oh Jehová,
porque he aquí, perecerán tus enemigos;
serán esparcidos todos los que hacen maldad”
                                                           Salmo 92, 9
LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MILTON.
CAPITULO 12

Y dijo Jesús a sus discípulos:
   En aquel tiempo, tres Fariseos y un Gentil fueron condenados a pasar diez años de agonía en una isla desierta. La isla, ubicada mar adentro, no medía más que 720 codos, que es medida de cinco ángeles.  En medio de la pequeña isla se levantaba una vieja choza. Todas las noches, descansaban en ella los cuatro condenados.
  2   Una noche, salió uno de los Fariseos, Akbal, y renegó de la mala suerte que Dios le había concedido. Y maldijo su santo nombre y dijo toda clase de blasfemias en su contra.
  3    Al amanecer del siguiente día, salieron de la choza los dos Fariseos y el Gentil, preguntándose por la suerte de Akbal pues no había regresado a la choza en toda la noche.
  4     A poco rato observaron un cuerpo tirado en la arena. En su cabeza descubrieron una horrible herida producto del golpe de un madero.
  5     Los tres condenados temieron por sus vidas. Recorrieron la isla juntos y comprobaron que, en efecto, estaba desierta. Aquella noche, la sexta jornada de condena, los tres aguardaron despiertos pues pensaban que, quizá, un barquero había perpetrado el crimen y había escapado esperando volver la siguiente noche.
  6   Entretanto, maldecían al Señor. Todos excepto el Gentil quien clamaba a Dios piedad.
  7    Acordaron hacer guardia. Sólo uno dormiría cada noche. Los otros dos velarían su sueño.
  8    A la mañana siguiente, Fakim, el Fariseo que había dormido en la choza, salió a encontrarse con sus compañeros. Entonces, descubrió a Elí, el Gentil, durmiendo sobre la arena y, a unos pasos, el cadáver de Jabed, su gran amigo, con una herida mortal en la cabeza.
  9    Elí despertó ante los gritos de Fakim. El Gentil aseguró al fariseo que acababa de dormirse y que, en verdad, ninguna barca se había acercado a la isla.
  10    Entonces dijo Fakim:
-Si nadie se ha acercado a la isla, fuiste tú quien le mató.
-De ninguna manera- contestó Elí pero Fakim no le oyó.
-Has aprovechado mi sueño para asesinar a Jabed. ¡Maldito seas, Elí! ¡Y maldito vuestro Señor!
  11   Aquella noche, los dos hombres permanecieron despiertos, pues no se fiaban uno del otro. Sin embargo, Elí terminó dormido y, a la mañana siguiente, despertó con gran espanto, temiendo perder la vida que tanto le encomendara a Dios.
  12   Fakim estaba muerto. El golpe de un madero le había abatido, igual que a sus compañeros. Elí cumplió su condena y regresó a casa dando gracias al Señor.
  13     He aquí que Jesús, despedido el auditorio, se encaminó a la playa riendo alegremente.
  14   Y rodeáronle sus discípulos al tiempo que preguntaban: Señor ¿Qué significa esta parábola?
  15    A lo cual dijo Jesús: ¿Parábola? ¿Cuál parábola?
Y, acto seguido, se dirigió a una lejana isla, andando sobre el mar,  tirando lejos su cayado.

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